Congrio con patatas a la cazuela [Horno]

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Esta receta es una de esas totalmente variables a nuestro gusto y a nuestra despensa. Podemos usar pimientos de lata; cambiar los líquidos por caldo, todo agua, un poco de salsa de tomate, un chorrito de vinagre…; usar otras especies o prescindir de ellas.

Este tipo de cazuelas es una muestra muy clara de la «cociña mariñeira» en zonas de costa, donde se hacen infinitas versiones con todo tipo de pescados.
Hay que tener cuidado para que el barro no estalle. Esto pasaría si el cambio de temperatura fuese muy brusco, así que yo os aconsejo «calentar» la cazuela poniendo agua caliente en el interior (del grifo, mismamente), e introducir la preparación en el horno antes de que alcance los 180ºC.

El congrio es un pescado azul, sin escamas y que mide normalmente de 1 a 2 m. de largo. Es una especie de anguila gigante pero marino, que vive en fondos rocosos donde se alimenta de peces, cefalópodos y crustáceos.
En las pescaderías encontramos dos partes del congrio a un precio diferente: abierto, la parte más próxima a la cabeza e ideal para cualquier preparación (en salsa verde, en caldeirada, adobado y frito, con fideos, o mi debilidad: en empanada); y cerrado, la parte de la cola (más barato, pero con mucha cantidad de espinas) que es ideal para caldos y fondos de pescado.
Su carne es bastante compacta, menos delicada que la de otros pescados, por lo que admite muchos tipos de preparaciones y cocciones más largas (empanadas, guisotes…).
Podemos encontrarlo en el mercado todo el año, pero la mejor época es de primavera a otoño.
Después de las anguilas y las angulas, y junto con el bonito y el atún, el congrio es el pescado con mayor contenido en vitamina A. (Ver más beneficios y propiedades del congrio).


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Congrio recién pescado.




– 1 kg. de congrio en rodajas (de la parte abierta)
– 1 kg. de patatas
– 1 cebolla o 2 cebolletas (200 gr.)
– 2 pimientos del piquillo o 1 morrón
– 100 ml. de aceite de oliva virgen extra
– 100 ml. de vino blanco
– 200 ml. de agua
– 1 cucharadita de orégano
– sal y pimienta de molinillo
– azafrán en polvo (1 sobrecito)
– 1 cucharadita de concentrado de ñora o pimentón dulce
– 1 hojita de laurel

Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de ½ centímetro.
Limpiamos el pimiento, vaciamos de semillas y cortamos en aros.
Pelamos la cebolla y cortamos en juliana.

Colocamos todo en una cazuela de barro junto con el aceite de oliva, mezclado con las manos para que cebolla, pimiento y patata se repartan equitativamente y el aceite pringue bien todo.
Horneamos a 200ºC, tapado con de aluminio durante 15 minutos.
*Este paso podemos hacerlo al fuego, en sartén o en el micro; y solamente hornear con el pescado, durante menos tiempo y menos líquido también. Os recuerdo que el barro es apto para gas, cocina eléctrica, microondas y vitro de no inducción).

Cuando las patatas estén un poco hechas, ponemos las rodajas de pescado por encima, bien colocaditas en la cazuela. No deben quedar simplemente por encima, las empujaremos un poco hacia abajo para que quede medio sumergidas y el resultado sea bien jugoso.
Colocamos también la hojita de laurel entre el pescado y las patatas.

Vertemos por encima el agua y el vino mezclado con la sal, la pimienta, el orégano, el azafrán y el concentrado de ñora.
Podemos mezclar en un vaso, batiendo un poco con un tenedor y verter. Así el adobo se repartirá mejor.

Bajamos el horno a 180ºC y ponemos la cazuela. Horneamos durante media hora.

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Meneamos la cazuela de vez en cuando, para que los líquidos penetren bien por todos lados.
¡Cuidado con quemarse!

Comprobaremos que las patatas y el pescado estén perfectamente cocidos. Aproximadamente nos llevará un total de 45 minutos. El tiempo dependerá de lo gruesas que hayamos cortado las patatas, el tamaño de los trozos de pescado y lo esparcido o «recogido» que esté en la fuente elegida.

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