Risotto en una calabaza

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No hay nada como tener invitados a cenar, abrir la nevera y mirar a su interior como las vacas cuando miran a los trenes. Así empezó todo anoche. Vi media calabaza que tenía allí y empecé a combinar ingredientes en mi cerebro. El resultado fue un risotto blanco usando la calabaza como recipiente.

Ingredientes:

para la calabaza:

  • 1/2 calabaza del tipo Sepallo (o cacahuete)

para el risotto:

  • 2 tazas de arroz
  • un trozo de puerro picado
  • 1/2 litro de caldo o agua
  • queso parmesano o similar (pero del bueno, no de los rallados de paquete, por favor)
  • sal y pimienta
  • aceite de oliva virgen extra
  • estragón, aunque podeis usar tomillo, perejil u otra hierba verde
  • un chorro de manzanilla (u otro vino blanco seco en su defecto)

Elaboración:

Por un lado hay que asar la calabaza en el horno a 190 grados durante 20 o 25 minutos. Podeis comprobar que está al punto pinchando la carne por la parte de arriba con un palillo. No conviene pasarse porque después habrá que meterla de nuevo con el risotto dentro.

Mientras se asa la calabaza, nos ponemos con el risotto.

Ponemos un poco de aceite en una cacerola y echamos el puerro picado. Cuando este dorado, añadimos el arroz y removemos. Añadimos la manzanilla y dejamos que se evapore parte del alcohol.

Añadimos la sal y la pimienta.

Ahora tenemos que ir echando el agua o el caldo, pero no del tirón, sino poco a poco. Cada vez que echemos agua, removeremos para que el arroz absorba el líquido. Cuando veamos que casi no queda agua, echamos otro poco. Así hasta que el arroz esté listo (unos 15 a 20 minutos dependiendo del gusto del consumidor). Al final añadimos el estragón.

Sacamos la calabaza del horno y la vaciamos con cuidado, dejando las paredes suficientemente gruesas para que podamos rascar con la cuchara a medida que vamos comiendo el arroz.

Rellenamos la calabaza con el risotto, añadimos el queso por encima, cortado en daditos o rallado. Volvemos a meter la calabaza al horno durante 5 minutos para que el queso se derrita.

Al servirlo, añadimos un poco más de estragón y listo. Como decimos por aquí, «cucharazo y paso atrás»

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