Un plato vacío no se debe meter en el micro (sólo si lo acompañamos de un vaso con agua cuando queremos saber si ese plato es apto o no para las microondas).
Pero si queremos calentar los platos para que la comida a presentar en ellos no se nos enfríe, el microondas es una buena opción. Más barato que un calienta-platos y más rápido que el horno convencional.
Como todo lo que preparamos en el micro, hay que tener cuidado, mejor no pasarse y controlar hasta conseguir el punto exacto.
Cómo hacerlo:
Mojamos bajo el chorro de agua del grifo la parte del derecho de los platos, tirando el exceso.
El plato quedará mojado, con gotas de agua.
Introducimos el plato en el microondas y programamos 30 segundos al 100% de potencia. Así tendremos el plato muy caliente, y si quedasen gotas de agua todavía, las secamos con un paño y listo.
Podemos meter varios platos juntos, apilados, uno encima de otro, pero el resultado no será igual, obviamente.
*No conviene que el plato se seque de todo. El magnetrón del aparato podría estopearse al no tener nada que atraiga las ondas, y el plato podría llegar a romperse.
Fuente: Escuela de cocina Cristina Galiano
Fuente: María’s Recipe Book