Esta mañana comentaba con una compañera una frase que ha salido a relucir esta semana, y que la pronunciaba… bueno que más da quien la pronunciaba, ya que lo crudo, lo duro no es la voz de quien la pronuncia, sino el contenido: “No hay crisis, hay incompetencia”.
Después de hablar con mi compañera de lo injusta de esta frase le he ido dando vueltas y he recordado “El Principio de Peter”, una obra escrita por Laurence J. Peter. Ha tenido muchas ediciones y desde luego, vale la pena tenerlo en la biblioteca. ¿Quiere saber qué dice ese principio? “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivelocidad de incompetencia”. El análisis del principio es aún más curioso cuando se lee el Corolario de Peter: “Con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones”.
Sobra decir que el ejemplo clásico de esta jerarquiología es el del vendedor, que consigue un buen número de ventas, es ascendido a jefe de ventas, con su correspondiente éxito y fruto de ello es nombrado delegado comercial, donde también obtiene grandes resultados. ¿Dónde aparece el problema? Pues cuando es nombrado director comercial. En ese momento ya no tiene contacto con los clientes, deja de vender. Entonces tiene que tomar decisiones y se vuelve incompetente.
No sé si hay crisis, la hubo o la habrá. No sé si los culpables son los bancos o las inmobiliarias. Lo que sí me parece injusto es tachar a los sufridores (y sufridoras) del momento de incompetentes, a no ser que uno este dispuesto a ser el primero en declararse incompetente. Lo dicho, échele un ojo al “Principio de Peter” y comprenderá que muchas veces quienes nos dirigen son incompetentes… todo un alivio!
Fuente: Mi Thermomix