Éste es un aperitivo rico, rápido y muy fácil. Ideal para tener preparado con antelación. Podemos variar los condimentos a nuestro gusto. Se puede añadir a ensaladas o a cualquier plato de pasta, o comerlo tal cual sobre tostadas. En caliente queda delicioso en pizzas o bruschettas.
Fuente: Directo al paladar
-1 bola de mozzarella fresca de búfala
– unas hojas de albahaca
– 1 diente de ajo
– 1 trozo de piel de limón
– pimienta de molinillo
– 1 pimienta de cayena (guindilla)
– aceite de oliva virgen extra (AOVE)
Lo primero es preparar los condimentos.
Cortamos el ajo en rodajas (yo prefiero prensarlo o rallarlo); desmenuzamos la cayena con las manos, retirando las pepitas; pelamos un trozo de limón y cortamos esa monda en juliana; y por último, picamos la albahaca, también con las manos. Reservamos.
Escurrimos la mozzarella y la secamos ligeramente con papel de cocina y rebanamos a nuestro gusto (también podemos trocearla, pero se deshará más). Colocamos el queso en un plato, bol o tarro.
Añadimos los condimentos preocupándonos de que adoben bien la mozzarella y añadimos aceite de oliva virgen extra hasta que el queso quede cubierto.
Dejamos macerar en el frigorífico al menos 3 horas antes de tomarlo.
*Se comercializan unas bolitas de mozzarella que serían ideales para hacer esta receta. Estéticamente quedan genial en brochetas, como canapés…
*OJO al manipular las guindillas. Debemos lavarnos bien las manos y bajo ningún concepto frotarnos los ojos o la cara después de manosearlas.
Fuente: María’s Recipe Book