La salsa mexicana o «pico de gallo» es el acompañamiento más común de cualquier plato mexicano. Hay muchas variantes, pero la más común es ésta.
– 500 gr. de tomates
– 2 cebollas
– 1 pimiento jalapeño o guindilla (fresco)
– el zumo de 1 limón
– 2 cucharadas de aceite de oliva
– 1 cucharada de hojas de cilantro picadas (o perejil)
– sal y pimienta negra de molinillo
Escaldamos los tomates y los pelamos. Cortamos en cuatro y quitamos las pepitas (si no os molestan podéis obviar este paso).
Los troceamos en trozos muy pequeños y lo ponemos en un bol.
Pelamos las cebollas y las troceamos. Calentamos el aceite en un cazo y rehogamos en él la cebolla hastas que se ponga transparente (también podemos añadir la cebolla y el aceite en crudo).
Añadimos al bol con el tomate.
Lavamos el pimiento, lo cortamos y le quitamos las semillas. Lo picamos también muy fino.
Llevamos a ebullición un poco de agua en un cazo y cocemos el pimiento durante unos 2 ó 3 minutos. Sacamos, dejamos enfriar y lo mezclamos con el tomate y la cebolla.
Añadimos el zumo de limón, el cilantro o perejil y salpimentamos.
Esta salsa se sive fría. No se conserva más de dos días en el frigorífico.
*Si no tenemos jalapeños o guidilla fresca podemos utilizar pimiento normal (rojo, verde…) y añadir unas gotas de tabasco® para darle el toque picante.
Fuente: María’s Recipe Book