Me he animado a colorear la nata para una de ellas de rosa, porque cuando le pregunté a mi ahijada de qué quería que hiciese la tarta, porque necesitaba que me ayudase a soplar las velas, me dijo: «ROZA!», vale María… pero, ¿de qué? «COCHOLATE!»
*Perdón por la calidad de las fotos, son peores de lo habitual. Cuando vuelva a hacer esta tarta intentaré sacar unas mejores.
Bizcocho:
– 100 gr. de harina
– 40 gr. de cacao puro en polvo
– 2 cucharaditas de levadura química Royal
– 1 cucharadita de azúcar vainillado
– 1 pizca de sal
– 3 huevos
– 150 gr. de azúcar
– 100 gr. de mantequilla
– 40 gr. de kirsch (opcional)
Relleno:
– 250 gr. de cereza al kirsch (opcional)
– 600 gr. de nata líquida muy fría (para montar)
– 1 cucharadita de azúcar vainillado
– 100 gr. de azúcar glas
Para adornar:
– chocolate negro
Lo primero que haremos (aprovechando que empezamos con el vaso limpio y seco) será el azúcar glas para montar la nata del relleno.
Ponemos el azúcar en el vaso y pulverizamos en velocidad máxima hasta que veamos que por el bocal salga como humo.
Retiramos y reservamos hasta el momento de montar la nata.
Bizcocho:
Ponemos en el vaso la harina, el cacao, la levadura, el azúcar vainillado y la sal.
Pulverizamos todo 20 segundos en velocidad máxima.
De esta forma la mezcla quedará homogénea.
Vertemos en un cuenco y reservamos.
Ponemos la mariposa en las cuchillas y agregamos al vaso los huevos y el azúcar.
Programamos 5 minutos, 37º, velocidad 3 y ½.
Quitamos la temperatura y programamos 4 minutos a la misma velocidad.
Añadimos al vaso la mantequilla y la mezcla de harina y cacao preparada anteriormente.
Mezclamos todo 10 segundos en velocidad 1 y ½.
Terminamos de unirlo quitando la mariposa y ayudándonos de la espátula, suavemente y con movimientos envolventes.
Si queremos echarle el licor, lo añadimos ahora y mezclamos.
Engrasamos y enharinamos un molde alto de 22 ó 24 cm. de diámetro.
Vertemos en él la mezcla y lo introducimos en el horno, precalentado, a 180ºC, durante 20 ó 25 minutos.
Para comprobar que esté cocido, lo pinchamos en el centro (la aguja debe salir limpia).
Desmoldamos sobre una rejilla y dejamos enfriar completamente.
Relleno:
Mientras, lavamos el vaso para montar la nata.
Ponemos la mariposa en las cuchillas y vertemos en el vaso muy frío la nata (también muy fría) y el azúcar vainillado.
(Para tener la nata muy fría debemos poner el brick en la parte más fría de la nevera, pegada a la pared del fondo, nunca en la puerta.
Para enfriar el vaso, trituraremos unos hielos, y después tiramos el granizado, secamos un poco y listo!
Si queremos darle más estabilidad a la nata, podemos añadir un sobre de gelatina neutra o de estabilizante para nata, antes de montar. Nos quedará una nata montada y bien tiesa. Pero no es imprescindible.)
Programamos velocidad 3 y ½ y estaremos pendientes para parar la máquina en cuanto esté montada (si nos pasamos de tiempo se convertirá en mantequilla).
Añadimos el azúcar glas y envolvemos con la espátula.
Montaje:
Partimos el bizcocho por la mitad en sentido transversal y pintamos la mitad con el licor de las cerezas (si las queremos utilizar).
Cubrimos este disco de bizcocho con nata montada y ponemos encima las cerezas (previamente escurridas en papel de cocina, dejando alguna para adornar).
Pintamos con el licor la cara interna de la otra mitad de bizcocho (con almíbar, otro licor, o lo que nos apetezca) y lo colocamos dándole su forma original.
Cubrimos toda la tarta con la nata restante, alisándola con una espátula.
Adornos:
Sobre la superficie podemos poner unas rosetas (hechas con una manga pastelera con boquilla rizada) y sobre cada una de ellas, una cereza.
Terminamos de adornar con un poco de chocolate troceado o rallado al gusto. A mí lo que más me gusta es hacer virutas con un pelapatatas.
La conservamos en el frigorífico hasta el momento de servir.
Tengo que confesar que me gusta más al día siguiente: el bizcocho está un poco húmedo, bien integrado con el licor y la nata.
A disfrutar!
Vista (muy mala) del corte. |
Fuente: María’s Recipe Book