Rías Baixas On The Road: de Costa le viene al galgo.

Lola con sus hijos Sonia y Manuel, propietarios de la bodega Lagar de Costa.

La bodega familiar (de más de un siglo de antigüedad) ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. En esto la familia Costa (de ahí el nombre de la bodega, y no por su proximidad al mar como yo misma pensé en un principio) ha sido muy estricta: las diversas reformas en bodega han respetado la estructura de piedra y madera original; el trabajo en sus viñedos (vendimia, poda…) está estrictamente controlado por los miembros de la familia; y el trabajo tanto en la viña como en bodega se lleva a cabo con calma y mucho mimo para obtener unos vinos de alta calidad.

Después de nuestra visita a Forjas del Salnés, de la que ya hablé en otro post que podéis leer AQUÍ, volvemos al punto de partida: la preciosa casa rural y bodega de Lagar de Costa. Seguimos en la primera jornada del Rías Baixas On The Road organizado por MaríaFechoría.com.

Sartaxes 8, (Castrelo). 36639 Cambados, Pontevedra.

Antes de empezar con el recorrido por sus viñedos tenemos una hora de descanso. Algunos aprovecharon este tiempo para echarse una cabezadita; otros para dar un paseo por la zona y acercarse a la playa; y yo, después de tomar posesión del que iba a ser mi cuarto, me decidí por tomar un café con otros aventureros en el porche de la casa, donde intercambiamos opiniones, contamos anécdotas personales y, en definitiva, nos conocimos un poco mejor.

A las 6 de la tarde nos reunimos todo el grupo en el patio para empezar el recorrido.
Manuel (que pertenece a la 3ª generación de esta familia y que junto con su hermana Sonia recogió el testigo familiar) es el encargado de descubrirnos un viñedo único y singular, con características propias. Sin duda el que tiene mejores vistas del Atlántico, a pie de playa, frente a la isla de A Toxa.
El paisaje es increíble. Estamos a final de verano, falta poco para la vendimia y los racimos cuelgan de las parras como si fuesen pequeñas joyas. No envidian nada a otras plantas más tratadas que aparentan un follaje más verde y cargadísimas de uvas. Saben que ellas serán un vinos especiales, auténticos: Lagar de Costa y Lagar de Costa Barrica.

Manuel explicándonos las peculiaridades de sus viñedos

¡Menudas vistas tienen estas cepas!

Tras algunas explicaciones básicas en un marco tan singular donde nos aburrimos de sacar fotos, nos dirigimos a una viña por la que toda la familia Costa tiene predilección, la de sus cepas viejas. Unas cepas muy sabias, las más antiguas, que el abuelo de nuestros anfitriones plantó, y cuidaba con mimo consciente de la calidad y peculiaridad de la privilegiada situación. De la selección de las mejores uvas procedentes de este viñedo de 70 años nace Maio5, un vino criado con sus lías de la que se saca una producción especial y limitada. Bautizaron este vino así, porque el mes de mayo es importantísimo en la viña: la planta florece y es un momento decisivo para «programar» y plantear el futuro de la cosecha.

Volvemos a la casa. Aquí nos recibe Sonia, la enóloga de la bodega. Ella es la encargada de mostrarnos las instalaciones y de explicarnos todo el proceso que siguen sus uvas. La incorporación de la tecnología más moderna en combinación con las formas tradicionales de elaboración es la que hace posible unos vinos de tanta personalidad, donde destacan las notas salinas.

Tras el recorrido terminamos en el almacén, donde vemos unos cuantos palés preparados para viajar a EE.UU. y Japón. Sonia reconoce que su vino no es muy conocido en la zona, pero la calidad y el carácter de sus albariños, los numerosos premios y el reconocimiento fuera de España hacen que a estas alturas las botellas escaseen en bodega. ¡Afortunado el que pille una botella de Maio5!.

«Le han puesto el nombre del vino a un mes… ¡Bonito homenaje!» Xurxo Vila, el organizador.

Todo viticultor tiene espinitas clavadas, inquietudes… y si la asignatura pendiente de Manuel es elaborar vinos tintos, Sonia hace «experimentos» con la botella decantadora diseñada por Martín Berasategui. Estamos deseosos de saber en que quedan ambas ideas!

El siguiente paso es la cata en el salón que tienen habilitado para diferentes eventos. Destaca la prensa antigua (en gallego: lagar), que aunque aún funciona, su uso no sería viable. Es de madera y manual, algo impensable en estos tiempos, pero ahí está recordando a los jóvenes empresarios de dónde vienen, cuál es su origen, sus raíces.

Entre copas de albariño va cayendo la noche y el estómago reclama algo sólido. Imposible que no se abra el apetito con el olorcillo que viene de la cocina. No sabemos el menú, pero promete.
Nuestros anfitriones, y sobre todo la matriarca, Lola, nos advierte que lo de ellos no es la hostelería. Pues quién lo diría! Podrían ganarse la vida dando de comer, y bien. Pero bueno, ellos que sigan haciendo esos vinos, que cocinar, el que más o el que menos, se apaña, pero hacer vino es otro cantar.

El menú (maridado con sus vinos, obvio) se compone de: paté de mejillones, que esperemos ver la receta en este blog algún día (estoy en plenas negociaciones, jeje); pulpo «á feira», muy bueno y en su punto, y eso viniendo de una orensana que adora el pulpo, como yo, es decir mucho; y de segundo: arroz con almejas, sabrosísimo. La Ría de Arousa es una despensa de lujo para cualquier cocinero, dichosos ellos que la tienen tan cerca.

Tengo que ser sincera y confesar que del postre no me acuerdo mucho. Me parece recordar que el resto de comensales comentaban que la tarta de queso al horno estaba muy buena. Los que me conocen saben bien que yo del postre paso bastante, y más cuando oigo la palabra mágica LICOR CAFÉ. En cuanto trajeron a la mesa el recipiente que lo contenía, todo lo demás quedó eclipsado. ¿No es original? ¡Y de gran capacidad!

El licor café es un invento gallego para exterminar al resto de la península.

Rías Baixas On The Road, 1ª jornada.

Después de un día tan largo, de tantos y buenos vinos, de risas en la sobremesa y de una pequeña mesa redonda sobre «vivir en Ourense que bonito é», el cuerpo necesita descanso. Hubiese estado bien disfrutar un poco de la noche en el maravilloso jardín, pero el día siguiente iba a ser duro, muy duro. Podréis verlo en el último capítulo de esta trilogía de Rías Baixas On The Road.
Buenas noches.

(Nota mental: menos mal que la casa era guapísima, y la habitación estaba de lujo, porque cuando llego arriba y veo y oigo desde la terraza que hay fiesta en la playa… ¡casi dejo el descanso para otro momento!)