Imagino que todos conoceis la Torta del Casar, ese queso cremoso de origen extremeño tan sabroso. Pues bien, esta es una receta para aprovechar la corteza del queso una vez que la hemos terminado. Lo que ocurre es que en las paredes y el fondo de la torta siempre queda queso que no sacamos y si usamos un ingrediente caliente en su interior, éste se va a encargar de despegar y fundir el queso sobrante. Se suele usar pasta o arroz, y en esta ocasión voy a hacer un risotto. Ahí vamos…
Necesitaremos:
– La corteza de una torta del Casar (o de la Serena, Castuera o Barros). Procurad no romperla.
– Una cebolla.
– Arroz (arbóreo, carnaroli o bomba… siempre de grano corto).
– Tomillo fresco.
– Aceite, sal y pimienta.
– Agua o caldo de pollo caliente.
Preparamos la torta.
Pochamos la cebolla, cortada en dados no muy pequeños.
Añadimos el arroz y damos unas vueltas. Luego echamos el tomillo.
Echamos un poco de agua o caldo (no todo) y vamos moviendo el arroz.
A medida que se consuma el agua, vamos añadiendo más, siempre poco a poco.
Cuando al arroz le falten dos minutos (aproximadamente), lo echamos dentro de la torta y la tapamos. Dejamos reposar 5 minutos.
Lista para comer. Sólo hay que remover un poco para que el arroz despegue el queso.
Sugerencias:
Se me ha ocurrido, ahora que escribo esto, que si echamos un poco de pimentón de La Vera (Cáceres) justo antes de empezar a echar el agua, le damos un toque aún más extremeño al plato. Esto del pimentón ya lo usé en un risotto que hice de «pulpo a la gallega».
Fuente: No tengo Thermomix