Pero esta versión para consumir en frío me ha encantado: aromática, ligera, con el ácido justo del yogur…
– 800 gr. de calabacín
– 1 yogur natural de buena calidad
– 750 gr. de caldo de pollo o de verduras (o el peso en agua + 1 cucharada de concentrado de pollo o concentrado de verduras)
– 1 cebolla tierna grande
– 1 cucharadita de orégano
– ½ cucharadita de tomillo seco
– 1 cucharadita de sésamo tostado machacado
– 20 gr. de aceite de oliva virgen extra
– sal
Ponemos la cebolla limpia y en cuartos en el vaso.
Trituramos durante 4 segundos en velocidad 4.
Añadimos el aceite y programamos 8 minutos, 100º, velocidad 1.
Incorporamos el calabacín cortadito (en rodajas, dados…) o en trozos más grandes (y troceamos en la Thermomix unos 3 segundos en velocidad 5, ayudando a la trituración moviendo la espátula por el bocal).
Salamos y programamos 10 minutos, 100º, velocidad 1.
Cuando falten unos minutos, añadimos el orégano, el tomillo y las semillas de sésamo.
Vertemos el caldo de pollo (o el agua y el concentrado) en el vaso y programamos 20 minutos, 100º, velocidad 2 y ½.
Al terminar este tiempo, dejamos templar.
Añadimos el yogur, rectificamos de hierbas y sal (si fuese necesario) y trituramos a velocidad máxima durante unos minutos, para que nos quede una crema bien fina.
Si nos queda muy espesa, rebajamos con más caldo o agua.
Metemos en la nevera y dejamos reposar al menos un par de horas, y servimos fría. Aunque está mejor preparada de víspera.
Fuente: María’s Recipe Book